- Las ciudades son y han sido espacios de emancipación de las mujeres, de gestación de su ciudadanía, de ejercicio de derechos y libertades, pero a su vez, el género es un factor de riesgo en todos los espacios públicos y en la vivienda, donde incluso pueden perder la vida: Alejandra Massolo.
Ciudad de México, 19 de agosto de 2022. “Hay que seguir insistiendo en hacer visibles las contribuciones, la existencia, los aportes, los trabajos y las experiencias de mujeres en relación con las ciudades, en su complejidad en su conjunto de las diversas disciplinas”, subrayó la Mtra. Alejandra Massolo, pionera en la perspectiva de género en las políticas públicas locales y en los estudios urbanos de América Latina.
“La Ciudad de México y otras urbes han sido construidas, reconstruidas, renovadas y defendidas con un fuerte componente de género y con el papel fundamental de las mujeres en relación a la ciudad. Un papel de mandatos culturales, pero también de liderazgos y autonomía, así como de reivindicación”, agregó Massolo, impulsora de estos temas.
Durante la conferencia inaugural del ciclo Autoras de las urbes: la historia a contrapelo, en el marco del Seminario Ciudad habitable para todas y todos, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM, la también integrante de la Red Mujer y Hábitat de América Latina, destacó la importancia de que el PUEC haya dedicado este ciclo a las protagonistas de las urbes e hizo un recorrido histórico desde la década de los setenta para contextualizar sus aportaciones.
“Las ciudades han sido y son espacios de emancipación de las mujeres. Los estudios de género revelaron la discriminación, la segregación, la opresión y la exclusión de las mujeres en la toma de decisiones en las ciudades, pero no se quedaron en el papel de víctimas, sino pasaron a ser protagonistas y autoras”.
La especialista agregó que, no existe la neutralidad de género en los procesos urbanos, en las estructuras, en el funcionamiento de las ciudades, ni en las políticas urbanas y, quitar ese carácter de neutralidad, fue muy complicado.
Recordó que en los años 70 había una fuerte dinámica social y estuvieron marcados por los movimientos feministas; en ese contexto es que se gestó y se vinculó íntimamente la movilización social y las reivindicaciones feministas con los inicios de los estudios de género en las universidades y la academia.
La Mtra. Massolo, quien fue profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, expuso que la construcción teórica, conceptual y metodológica del feminismo ha sido muy importante para la investigación urbana con perspectiva de género.
Para entender los estudios urbanos con enfoque de género de las décadas de los setenta y ochenta hay dos factores clave: el marco teórico de la sociología urbana marxista y la gran influencia de Manuel Castells con su libro La Cuestión Urbana.
Subrayó el caso del Movimiento Urbano Popular (MUP) en la Ciudad de México con demandas y reivindicaciones sobre la ciudad, el Estado y las políticas urbanas, que estaba integrado y representado principalmente por mujeres.
Sin embargo, los estudios urbanos de la época invisibilizaban la presencia de las mujeres en los marcos teóricos, en las investigaciones y en los debates, por ello era fundamental hacer visible su presencia en los movimientos urbanos.
El primer paso para visibilizarlas se dio con la aportación de las geógrafas feministas inglesas y fue trastocando otras disciplinas. Posteriormente, de la invisibilización transitó a la etapa de visibilización, con una tendencia a verlas como víctimas de las ciudades, donde era necesario evitar la naturalización. “Sí visibilizar, pero quitar los mandatos de género, los roles y las desigualdades de género”.
En América Latina fueron muy relevantes los trabajos testimoniales y de análisis feminista del papel de las mujeres en los movimientos populares de los asentamientos periféricos de diferentes conflictos. Esos años fueron de gran efervescencia de los estudios urbanos en México, influenciando a los movimientos populares feministas de la región.
Esos movimientos populares de las mujeres eran de base territorial, generados por la segregación y las desigualdades urbanas de acceso a servicios y al hábitat, logrando vincular las demandas de servicios básicos, nombrados en aquellos estudios “equipamientos colectivos”.
La Mtra. Massolo publicó dos obras que son pioneras en los estudios urbanos con enfoque de género: la compilación Mujeres y ciudades: participación social, vivienda y vida cotidiana y, Por amor y coraje. Mujeres en movimientos urbanos de la Ciudad de México, donde hace una deconstrucción teórica centrada en el trabajo de Manuel Castells, el autor más importante en los estudios de los movimientos sociales urbanos en ese momento.
Los estudios feministas de las urbes también mostraron la importancia de la vivienda en los centros urbanos para las jefas de hogar y las adultas mayores, por lo que significa para ellas la articulación de servicios y la facilidad de su acceso.
Las mujeres también tuvieron un papel muy destacado en el movimiento de damnificados por los sismos de 1985 que afectaron a Ciudad de México, con liderazgos que reclamaron el derecho a la ciudad en el mismo sitio histórico y en su conjunto, así como la lucha por la vivienda.
También tuvieron participación en los espacios de participación institucionalizada. “Se construyeron en ciudadanas de la ciudad a través de las experiencias y movimientos”.
La pandemia revivió el tema de la vivienda como el sitio más peligroso para las mujeres, donde tienen lugar las distintas violencias, así como la sobrecarga del trabajo doméstico y de las tareas de cuidado. El debate sobre la vulnerabilidad y la feminización de la pobreza fue un debate de aquellos años que es vigente hasta nuestros días y que exige repensase.
“Las ciudades son y han sido espacios de emancipación de las mujeres, de gestación de su ciudadanía, de ejercicio de derechos y libertades, pero a su vez, el género es un factor de riesgo en todos los espacios públicos, y la vivienda es el lugar de mayor riesgo para las mujeres, donde pueden incluso perder la vida”, subrayó la experta.
La ciudad sigue siendo insegura para las mujeres, a pesar de tener una mayor apropiación de las urbes y de su protagonismo.
Finalmente, recalcó que en la agenda actual hay que considerar los movimientos feministas de las nuevas generaciones y su estrecha relación con la ciudad, sus componentes simbólicos y estéticos relacionados con la urbe, a partir de sus demandas y exigencias por la violencia de género.
“Esta nueva generación de mujeres tiene una apropiación de la ciudad diferente, con un fuerte contenido lúdico, estético, polémico y controvertido”.