- 70 por ciento del territorio nacional tiene muy bajas precipitaciones, por lo que no podemos gastar más agua de la que podemos obtener: José Antonio Ordóñez
- Los trasvases no son la mejor solución para atender la escasez de agua en esta ciudad
Ciudad de México, 23 de agosto de 2022. “Al menos 70 por ciento del territorio nacional tiene muy baja presencia de agua de lluvia, por lo que no podemos gastar más agua de la que podemos obtener”, afirmó el doctor José Antonio Ordoñez Díaz.
El profesor en la Facultad de Ciencias en la UNAM y en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (ITESM), Ciudad de México, señaló que Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Durango y Coahuila, presentan una acentuada escases de agua debido principalmente al bajo nivel de precipitaciones, donde en algunos territorios es menor a 100 milímetros al año.
Precisó que existen estudios que muestran la estrecha relación entre la precipitación, el clima y la vegetación, que permiten ubicar las zonas vulnerables y dimensionar que 70 por ciento del territorio nacional presenta estrés hídrico.
El caso de la crisis hídrica en Monterrey es una alerta de lo que puede suceder en otros lugares del país, aseveró la Mtra. Laila Estefan, coordinadora del coloquio Agua para una ciudad sostenible del Programa Universitario de Estudios sobre la ciudad (PUEC), de la UNAM.
En esta sesión dedicada a la escasez del vital líquido en esta ciudad del norte, el especialista en estudios de captura de carbono y cambio climático en México, dijo que, el aumento de las temperaturas por el cambio climático es otro factor que abona al problema ya que ocasiona la evaporación y pérdida del agua.
A nivel global la disponibilidad de agua potable per cápita ha disminuido considerablemente. Entre 1962 y 2014 se redujo en promedio 70 por ciento, principalmente en países con crecimiento importante de población.
En el caso de México, el recurso disminuyó de 10 mil a poco más de 3 mil metros cúbicos por persona. Sin embargo, estas cifras solo contemplan el uso del recurso para las personas, falta incluir otras formas de vida, ocultando la gravedad del problema.
De acuerdo a estimaciones por las pérdidas económicas ocasionadas por los fenómenos hidrometeorológicos, se calcula que, en el 2021, fueron de 100 mil millones de dólares. “Ninguno de nosotros tiene el dinero para pagar la factura ambiental, producir agua o regresar a la naturaleza la que usamos en las mismas condiciones”, añadió.
Predicciones sobre estrés hídrico
Con datos de CONAGUA sobre el clima y las temperaturas se pueden predecir las zonas del país que presentan sequía. “Calcular todos los bioindicadores es un gran precedente de que tenemos las herramientas necesarias para dar una alerta temprana”, subrayó el experto.
Desde el 2021, el Dr. Ordóñez calculó el déficit hídrico del sistema Cutzamala que causará estragos este año, y cuyos cortes de agua han sido anunciados recientemente. Paralelamente, logró identificar en marzo pasado, que le quedaban 60 días del vital recurso a Monterrey. Estos cálculos se cumplieron con consecuencias graves.
El Estado de México tiene un déficit hídrico de 900 millones de metros cúbicos. La entidad cuenta con tres cuencas: Río Balsas, Río Lerma y la del Pánuco y cuando llueve, esta última se recarga 371 millones de metros cúbicos y se extraen 1114; sin importar cuánto llueva hay que sacar toda el agua del subsuelo. De toda esa agua que se utiliza toda se devuelve contaminada al ecosistema.
En el Lerma la recarga es de 455 millones de metros cúbicos, pero se extraen 630. Y en el caso de la cuenca del Balsas, la zona donde llueve menos, se recarga 51.1 millones de metros cúbicos, pero se regresan 31, es decir, la zona que aporta menos agua, aporta más al ecosistema.
El sistema Cutzamala acumula al año alrededor de 489 millones de metros cúbicos, pero la Ciudad de México y la zona conurbada gasta 480, dejando tan solo 9 millones de metros cúbicos, sin contemplar a la flora, fauna y el gasto ecológico.
Otras variables que repercuten en el estrés hídrico son los cambios en la cobertura vegetal y los usos de suelo. La deforestación es un problema grave en el país, sin embargo, solo se contempla la remoción de árboles de más de cuatro metros de altura, y los ecosistemas que tienen mayor superficie en el territorio no son de árboles, sino matorrales, cactáceas y pastizales naturales, por lo que pareciera no se está deforestando.
Investigaciones han mostrado que en México los ecosistemas más perturbados no fueron los bosques ni la selva, sino otros ecosistemas que se transformaron por el crecimiento urbano, industrial y de infraestructuras.
Un estudio titulado Deforestación en México 2000-2021 identifica a los miles de hectáreas que se perdieron en ese año. En primer lugar, se encuentra Campeche, seguido de Quintana Roo, Chiapas, Yucatán, Veracruz y Oaxaca.
El caso de Monterrey, en Nuevo León
La ciudad de Monterrey es un enclave de importancia económica, sin embargo, hay que replantear si se siguen desarrollando industrias en un lugar con falta de agua, ya que puede tener consecuencias.
Para atender el problema de la escasez hídrica, la administración de Nuevo León está apostando por nuevas técnicas como acueductos y trasvases -llevar agua de una presa a otra-, que utilizan tecnologías e infraestructura muy costosas, en lugar de plantas de tratamiento de aguas residuales y desaladoras de agua de ósmosis inversa que implican una menor inversión.
Nuevo León tiene un déficit de más de 31 millones de metros cúbicos de agua que hacen vulnerables a las comunidades y a todos los tipos de producción del estado, generando desabasto no solo del líquido, sino de todo el sistema productivo: agrícola, ganado, industria.
Esto puede generar otros problemas como plagas de roedores e insectos, escasez de granos básicos, colapso o recesión de la industria, repercusiones en la alimentación y en los procesos urbanos.
“Los cuerpos de agua en la región, en este momento de crisis hídrica, deja a los estados y ciudades adyacentes padeciendo también”, aseveró el especialista.
Para responder al reto de las crisis hídricas en el país, el doctor Ordóñez propone incorporar a especialistas multi y transdisciplinarios que apliquen sus conocimientos de manera innovadora y eficiente, donde se beneficie la sociedad en su conjunto y el ecosistema.